Una ya vieja fábula de La Fontaine, pero que es muy aleccionadora, descubre la moraleja que hay al final de este hermoso y tierno cuento para niñas y niños...
FÁBULA CLÁSICA: LA LIEBRE Y LA TORTUGA
(Autor, La Fontaine)
Conversaban un día la liebre y la tortuga, y se le ocurrió de pronto a ésta hacerle una rara apuesta.
-Estoy segura de poder ganarte una carrera- le dijo.
- A mí?--preguntó, asombrada, la liebre.
-- Pues sí, a ti. Pongamos nuestras apuestas en aquella piedra
y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy divertida, aceptó. Confiada en su ligereza, dejó
partir a la tortuga y se quedó remoloneando. iVaya si le sobraba el tiempo para' ganarle a tan lerda criatura!
Pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió el camino. La liebre se había quedado dormida, itan tranquila se sentía!
Despertó de pronto, y comprendió que el tiempo había pasado sin sentirlo; la tortuga debía estar ya lejos. Entonces echó a correr con su acostumbrada ligereza, pero era demasiado tarde: la tortuga atravesaba en ese momento la línea de llegada. Había ganado la apuesta.
Moraleja-leja-cheja, ji ji
No confiemos en nuestra superioridad sobre lo demás para alcanzar una meta; sin dedicación. seremos derrotados
© Las letras de las canciones, imágenes, y obras literarias o artísticas de libros de texto gratuitos publicadas aquí, son propiedad de sus respectivos autores y se utilizan solamente con fines divulgativos o lúdicos.
© Derechos de autor Mstv. Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción del contenido de esta página en cualquier medio, electrónico o impreso, sin autorización.

.jpg)